Arte | Art by Fiamma Seda x AL Magazine
Me encantaba comprar en Marshall’s, lo admito. Solía pensar que la ropa que vendían era inventario muerto; productos con pequeños defectos como, un color 10% más oscuro que los demás cargamentos, o una cremallera ½” más corta. Productos que no se podían vender en tiendas por departamento a precio regular. ¿A quién no le encantaba Marshall’s cuando llegó a Puerto Rico circa 2000? Hoy día Puerto Rico cuenta con veinte Marshall’s y nueve T.J. Maxx (son los mismos dueños). El mundo cuenta con más de 3,600 Marshall’s. Se necesitaría una cantidad exorbitante de ropa defectuosa para mantener 3,600 tiendas llenas de mercancía todo el año. La realidad es que Marshall’s, tiene su propio equipo de “diseñadores" que compran las licencias de marcas como Michael Kors y Calvin Klein. Bajo esas marcas desarrollan productos de estética y calidad específica para el consumidor de tiendas de descuento (como mi mamá y yo en aquellas épocas con nuestros “ miércoles de Marshall’s”). En la industria esto se llama private label y Marshall's no es más que otra tienda que manufactura fast fashion como lo es Walmart, Zara, Forever 21 y H & M contribuyendo a el exceso de basura textil que arropa a el planeta. Comprar en Marshall’s o en alguna de estas otras tiendas de fast fashion no es acto de consumo responsable.
Probablemente, si todas las máquinas de coser en el mundo pararan de trabajar hoy mismo, como quiera tendríamos suficiente ropa para vestir al mundo, es más, hasta las estatuas de todos los museos. Entre los vertederos de ropa, los distintos cargamentos llenos viajando en barco, las tiendas y los almacenes de dichas tiendas, daríamos abasto. Es un ejercicio de resistencia grande, el no consumir, cuando se vive en un constante bombardeo mediático cuyo único propósito es que consumamos más cada día. ¿Cómo bregar? Por un lado uno quiere consumir responsablemente y minimizar la huella que se deja en el planeta y por otro lado, todos nos queremos ver bien y sentirnos “jayadísimos” en nuestros ajuares.
Acá mi guía para la revolución en tu closet y resistir:
1. Compra nuevo solo cuando es necesario:
Es la manera más fácil de ahorrar dinero y la forma más simple de practicar sostenibilidad. ¿De verdad necesitas ese traje nuevo? ¿Puede ser vintage, de segunda mano, lo puedes pedir prestado? Y si necesitas algo nuevo, invierte en piezas con longevidad en tu closet y de calidad. Si solo te lo vas a poner una vez... ¿Amerita la compra? Para más inspiración sobre la vida minimalista, The Minimalists.
2. Despójate del mito de la ropa la repetida:
Los closets de todas las puertorriqueñas, sin importar presupuesto, están llenos de ropa. Sin embargo siempre está la chica que alega no tener nada que ponerse, porque ya se lo puso todo... ¿Qué importa, que te vean con el mismo outfit? Rota tu closet por colores y no por temporada. Escoge una carta de colores distinta cada 3 meses y hazle una curaduría a tu closet. Con un closet lleno de ropa, es imposible no encontrar qué ponerse si una se organiza. Por ejemplo, noviembre a enero; lentejuelas, brillo, rojo, dorado y negro, de febrero a marzo; gris, blanco, negro y verde esmeralda. En el Caribe no hay cambio de temporadas, no te compliques la vida. ¡Los uniformes son una maravilla! Si necesitas inspiración aquí está The Uniform Project y si quieres leer más sobre cómo curar tu closet, The Curated Closet lo explica a fondo.
3. Lee las etiquetas:
¿Hecho en dónde y por quién? ¿Hecho con qué? Cuando compro ropa nueva, nunca compro fibras sintéticas como el polyester (porque está hecho básicamente de plástico y no se descompone nunca y así no auspicio la creación de basura microplástica) o el rayón (porque está hecho de pulpa de árbol y la industria contribuye muchísimo a la deforestación del planeta). En vez, compro piezas hechas con fibras y proteínas naturales como la seda, el lino, el cáñamo, el tencel o el algodón orgánico. ¿Porque algodón orgánico y no regular? Por muchas razones. También me fijo en los países de procedencia, en lugar de comprar ropa hecha en países controversiales por sus condiciones laborales (Cambodia, Bangladesh e Indonesia) trato de comprar productos certificados como fair trade (comercio justo) o hechos en Estados Unidos y Puerto Rico donde las regulaciones laborales son más humanas. Si te interesa saber más sobre quién hace tu ropa, échale un vistazo a Fashion Revolution Puerto Rico; parte de Fashion Revolution.
4. Dile NO al Dry Cleaning:
Por si no sabías, la lavandería es super costosa y tóxica para el medio ambiente y para los trabajadores que respiran los químicos de lavado. La mayoría de las cosas que dicen “dry clean only” también se pueden lavar a mano con agua fría y un detergente para ropa delicada. Las marcas, cuando algunos textiles no pasan las inspecciones de color y lavado, les ponen la etiqueta de “dry clean only” a la pieza completa para evitar devoluciones de producto. Invierte mejor en un buen detergente natural y un cordel para que tiendas la ropa.
5. Aprende todos los hacks sacamanchas:
Existen trucos para sacar todo tipo de manchas. La grasa con jabón de fregar, la sangre con hielo, el vino con agua de soda y bicarbonato de soda. Mi sacamanchas favorito es The Launderess y es una maravilla. Hay veces que sacar la mancha no es una opción, entonces, tiñe la pieza de un color oscuro y así tienes algo nuevo que ponerte.
6. Arregla la ropa que ya tienes o intercámbiala:
Se anfitriona de un “swap party”; invita a tus amigas a que traigan ropa que ya no usan e intercámbiense. Lleva los ruedos, desgarros y botones caídos al sastre o a tu abuela que cose, y de una vez la visitas. Mejor aún, se anfitriona de una sesión con Sastería Nomada.
7. Re - imagínatelo:
Si no lo puedes arreglar, transfórmalo. Las t-shirts viejas se pueden convertir en trapos de limpiar. Las toallas viejas se cosen y se convierten en una camita nueva para el perro. Las sábanas rotas pueden ser servilletas de tela. ¡Así dejas las Bounty en el pasado para siempre! A falta de ideas, siempre cuenta con Google y Youtube.
8. Nueva regla: Lo Amo, lo necesito o lo dejo en la tienda?:
Cuando no te quede más remedio que comprar, aplícate mi lema favorito: love it, need it or leave it. Una vez en la fase de compra, es la frase salva vida, que no falla en filtrar lo que entra a mi guardarropa.
9. Apoya los diseñadores, artesanos y tiendas locales:
En Puerto Rico hay de todo, para todos los gustos y hecho en la isla por las manos mágicas de emprendedores. ¡Apóyalos! La economía circular es el futuro, apoyando a las industrias locales, estás promoviendo la circularidad económica en la isla. Si necesitas saber de piezas y diseñadores locales pásate por el AL Magazine Curated Store. Si piensas que tu budget no te lo permite porque los diseñadores locales están fuera de tu presupuesto. Te invito a examinar toda la ropa que ya tienes, pasa inventario en tu armario, piensa el todo el dinero que ahí reside, guardado, cogiendo humedad porque a lo mejor no te pones ni la mitad del contenido. Luego hagamos este ejercicio matemático: La blusa promedio de Forever 21 cuesta $19.90 (es de polyester, está hecha por quién sabe, y después de varias lavadas acaba en el vertedero) digamos que todos los viernes te compras algo de Forever 21. Así que en un mes te gastas mas o menos $80 en blusas. Entonces, una camisa de Sally Torres Vega cuesta $185 (hecha en Puerto Rico, con telas eco-amigables, y diseñada por una de las mejores diseñadoras de la isla) lo que significa que si te abstienes de comprarte blusas por 2.5 meses, tendrás $200 ahorrados, lo suficiente para comprarte una camisa de Sally y abonar $20 al fondo para turismo interno ¡Wepa!
10. #grabyourwallet:
Compra de marcas que reflejan tus creencias. En una sociedad capitalista y uber consumidora como en la que vivimos (y de la cual no nos vamos a escapar pronto) comprar es un acto político todos los días, lo queramos o no. Si lo que buscas no lo hace un diseñador local, haz tu propia investigación y busca una marca que tenga el producto que buscas y que a la vez sea buena para el planeta o por lo menos que comparta tus creencias respecto a algún tema importante. Regalarle el sudor de tu frente a una compañía que lo va a utilizar para atentar contra tu misma seguridad ambiental y emocional no hace ninguna lógica. Máxime, cuando gracias al internet, hay opciones para todos los presupuestos y gustos. Usa el capitalismo a tu beneficio, vota con tu dinero.
Al fin y al cabo todos trabajamos duro para tener las cosas tenemos y lograr las metas que aspiramos, el tema de consumir, moda, comida, medios, etc… hay que abarcarlo holísticamente para no volverse loco. Lo importante es entender que todas nuestras acciones están conectadas de una manera u otra.
Part of the Curated Collection of the AL Magazine Curated Online Store
Conscious and Sustainable Consumption: 10 Simple Tips You Can START PracticING Today
I used to love shopping at Marshall's, I'll admit it. I believed that the clothes they sold were dead stock inventory like, products with small defects [a color 10% darker than the other shipments, or a ½ " shorter zipper fly], products that could not be sold in department stores at a regular retail price. Who did not love Marshall's when it arrived in Puerto Rico circa 2000? Today Puerto Rico has twenty Marshall's and nine T.J. Maxx (same owners) and worldwide has more than 3,600 Marshall's. Realistically, it would take an exorbitant amount of “defective clothing” to keep 3,600 stores stocked with new merchandize all year long. The truth is that Marshall's has its own team of "designers" who buy the licenses of brands like Michael Kors and Calvin Klein. Under those labels they develop products with specific quality and aesthetics for the discount store shopper (like my mom and I with our Marshall's Wednesdays). In the industry, it's called a private label, and Marshall's is just another fast-fashion store like Walmart, Zara, Forever 21 and H & M contributing to the excess of clothing that ends up in landfills every day. Buying at Marshall's or at one of these other fast fashion stores is not a responsible shopping in any way.
If all the sewing machines in the world stopped working today, we would have enough clothes to dress the world, even the statues of all the museums! Between the landfills, container boats in the ocean, the stores, and the store’s warehouses there would be plenty. It is a great exercise in resistance, not to consume, when we live in a constant media bombardment whose sole purpose is getting us to consume. How to deal? On the one hand we want to consume responsibly and decrease the footprint left on the planet and on the other hand, we all want to look good and feel "flawless" in our attires.
Here is my guide for revolution in your closet and resistance:
1. Buy new only when needed:
It's the easiest way to save money and the simplest way to practice sustainability. Do you really need that new outfit? Can it be vintage, second-hand, can you borrow it? If you need something new, invest in quality pieces that will have longevity in your closet. If only you will wear it once do you need to buy it? For more inspiration on minimalist living, The Minimalists.
2. Get rid of the “oh but everyone saw me wear that already” mentality:
The closets of all Puerto Ricans, regardless of budget, are full of clothes. However, there is always someone who claims to have nothing to wear, because she/ he already wore it all ... Who cares?! Rotate your closet by colors and not by season. Choose a different color palette every 3 months and curate your closet. With a closet full of clothes, it is impossible not to find what to wear. Get organized. For example, from November to January; sequins, glitter, red, gold and black, from February to March; gray, white, black, and emerald green. In the Caribbean, there are no weather changing seasons. Do not complicate your life, uniforms are wonderful! If you need inspiration here is The Uniform Project and if you want to read more about how to curate your closet, The Curated Closet explains it in depth.
3. Read the clothing labels:
Made where and by whom? Made with what? When I buy new clothes, I never buy synthetic fibers like polyester because it is made of plastic and never decomposes. There is also a huge problem with microfibers I don’t want to sponsor. I stay away from rayon because it is made of tree pulp and the industry contributes a lot to deforestation. Instead, I buy clothing made from natural fibers and proteins such as silk, linen, hemp, tencel or organic cotton. Emphasis on organic cotton, not regular cotton. Regular cotton is very different from organic and here is how. I also look for the countries of origin. Where something was manufactured is important because every country has different labor laws and standards. We have a global economy but not global working standards, unfortunately. Instead of buying clothes made in controversial countries because of their working conditions like, Cambodia, Bangladesh, and Indonesia, I try to buy products certified as fair trade or made in the United States and Puerto Rico where labor regulations are more standardized. If you are interested in learning more about who makes your clothes, check out Fashion Revolution Puerto Rico; Part of Fashion Revolution.
4. Say NO to Dry Cleaning:
In case you did not know, the dry cleaning is super expensive and toxic for the environment specially for the workers who breathe the chemicals used to process the clothes. Most items that say "dry clean only" can also be hand washed in cold water with delicate laundry detergent. The problem is that brands sometimes, when some textiles do not pass the wash testing standards “get the dry clean only” label to avoid returns on the products. Invest in a clothing rail and a good natural laundry detergent and save some money while you are at it.
5. Learn all the stain removing hacks:
There are tricks to remove all kinds of stains. Grease with dish soap, blood with ice, wine with soda water and baking soda. My favorite stain remover is The Launderess and it is wonderful. Of course there will be times where removing the stain is not an option, in those instances, dye the piece a darker color to cover the stain.
6. Fix the clothes you already have or swap them:
Host a "swap party"; invite your friends to bring clothes they no longer use and exchange them. Take all your missing buttons, and jean rips to the tailor or better yet, to your grandmother who sews and visit her. You can also host a session with Sasteria Nomada.
7. Re - imagine It:
If you cannot fix it, transform it. Old t-shirts can be turned into cleaning rags. Towels can be sewn together and become a new dog mat, old sheets can become cloth napkins and suppress the need for paper towels. Solutions are a Google and a YouTube video away!
8. New rule: love it, need it or leave it:
When you have no choice but to buy, apply my favorite motto: love it, need it, or leave it. Once in the purchasing decision phase, it is life-saving to ask yourself those 3 questions. It is the best way to filter what you take home from the store.
9. Support local designers, artisans, and shops:
In Puerto Rico there is everything, for all tastes and budgets, made on the island by the magic hands of entrepreneurs. Support them! The circular economy is the future by supporting local industries, you are promoting economic circularity on the island. If you need to know about local pieces and designers, visit the AL Magazine Curated Store. If you think your budget does not allow it because the local designers are more expensive. I invite you to examine all the clothes you already have, take inventory of your closet, think all the money that is already sitting there getting moldy because maybe you don’t even know what you have… Then let's do this math exercise: The average Forever 21 blouse costs $ 19.90 (it's polyester or rayon, it's made by who knows, and after several washes it ends up in the landfill) let's say that every Friday you buy something from Forever 21. In one month you spend $ 80 on blouses. A Sally Torres Vega shirt costs $ 185 (made in Puerto Rico, with eco-friendly fabrics, and designed by one of the best designers on the island) which means that if you refrain from buying tops for 2.5 months, you will have the $ 200 for that STV shirt.
10. #grabyourwallet:
Shop brands that reflect your beliefs. In a capitalist society with uber consumerism buying/consuming is a political act, every day, whether we want it or not. If what you are looking for is not by a local designer, do your own research and look for a brand that has the product you are looking for and stands for something your belief in. We all work really hard for the money we have, giving it away to companies that attack our environmental safety and emotional security does not make any sense. Especially when, thanks to the internet, there are options for all budgets and tastes. Use capitalism to your advantage, vote with your money.
After all, the important is to understand that all our actions are connected in one way or another. We need to have a holistic view of our consumption.
AUTOR
Auralis Herrero Lugo
Auralís es una diseñadora de moda sostenible, empresaria, educadora y consultora de manufactura con más de 10 años de experiencia en la industria. Su marca de ropa sostenible, Auralistudio se diseña y manufactura entre Puerto Rico y Nueva York. En los últimos 5 años ha especializado su consultoría ayudando a marcas de ropa interesadas en producir en Estados Unidos. También es profesora de sostenibilidad y desarrollo de productos en Parsons New School for Design y el Fashion Institute of Technology en Nueva York. Cuenta con un bachillerato en diseño de modas de Moore College of Art and Design y recientemente se graduó del exclusivo programa NY Design Entrepreneurs, auspiciado por FIT y el New York Economic Development Corporation.
Auralís is a sustainable fashion designer, entrepreneur, educator and manufacturing consultant with more than 10 years of experience in the industry. Its sustainable clothing brand, Auralistudio is designed and manufactured between Puerto Rico and New York. In the last 5 years she has specialized her consultancy assisting brands of clothes interested in producing in the United States. She is also a professor of sustainability and product development at Parsons New School for Design and the Fashion Institute of Technology in New York. She has a bachelor's degree in fashion design from Moore College of Art and Design and recently graduated from the exclusive NY Design program Entrepreneurs, sponsored by FIT and the New York Economic Development Corporation.
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